
Te quiero porque tienes las partes de la mujer
en el lugar preciso
y estás completa. No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra
Colocada en tu alma.
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo
leche de luna en las oscuras hojas.
Quzás me ves,
tal vez, acaso un día
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy una mancha, un punto en lapared, alguna raya
que tus ojos, sin ti, se quedan viendo
Quzás me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lagrimas que lloro.
¿En que lugar, en dónde , a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla
Jaime Sabines
en el lugar preciso
y estás completa. No te falta ni un pétalo,
ni un olor, ni una sombra
Colocada en tu alma.
dispuesta a ser rocío en la yerba del mundo
leche de luna en las oscuras hojas.
Quzás me ves,
tal vez, acaso un día
en una lámpara apagada,
en un rincón del cuarto donde duermes,
soy una mancha, un punto en lapared, alguna raya
que tus ojos, sin ti, se quedan viendo
Quzás me reconoces
como una hora antigua
cuando a solas preguntas, te interrogas
con el cuerpo cerrado y sin respuesta.
Soy una cicatriz que ya no existe,
un beso ya lavado por el tiempo,
un amor y otro amor que ya enterraste
Pero estás en mis manos y me tienes
y en tus manos estoy, brasa, ceniza,
para secar tus lagrimas que lloro.
¿En que lugar, en dónde , a qué deshoras
me dirás que te amo? Esto es urgente
porque la eternidad se nos acaba.
Recoge mi cabeza. Guarda el brazo
con que amé tu cintura. No me dejes
en medio de tu sangre en esa toalla
Jaime Sabines
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