
"Yo veré la muerte y la comedia con el mismo rostro. Yo me someteré a los trabajos cualesquiera que ellos sean, fortificando el cuerpo con el alma. Yo despreciaré de igual modo las riquezas, ya estén presentes, ya esten ausentes, ni más triste porque estén lejos de mí, ni más animoso porque resplandezcan en torno de mí. Yo no sentiré que la fortuna venga o se vaya. Yo veré todas las tirerras como si fueran mías, y las mías como si fueran de todos. Yo viviré con la convicción de que he nacido para los otros y por esto estaré agradecido a la naturaleza porque ¿De qué mejor manera pudo llevar mi negocio?
Me dio a todos y todos a mí. Lo que tenga, ni lo guardaré sórdidamente, ni lo derramaré con prodigaligad. Nada creeré que poseo más que lo que dé bien. No ponderaré los beneficios ni por el peso, ni por ninguna otra estimación, sino por la que tenga del que los recibe: nunca será para mí mucho lo que reciba un hombre digno. Nada harè por la opinión ajena, sino por el dictamen de mi conciencia. Creeré que hago delante de todo el pueblo lo que haga sabiéndolo yo. Al comer y al beber mi finalidad será restringir los deseos de la naturaleza y no llenar el vientre. Seré agradable a mis amigos, dulce y fácil a mis enemigos. Otorgaré antes de que se me ruegue y me anticiparé a toda petición honesta. Sabré que mi patria es el mundo y los que me gobiernan, los dioses, que están sobre mí y a mi alrededor como censores de las palabras y de los hechos. Y cuando o la naturaleza reclame el espíritu o lo despida la razón, saldré testificando que he amado la buena conciencia, los buenos estudios, que no disminuí la libertad de nadie y de ningún modo la mía.
Lucius Annaeus Seneca ( 4 A.C - 65 D.C )
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